La persona del Hijo y del Espíritu
El Hijo recibe del Padre la vida, la gloria, el poder; pero no los recibe para monopolizarlos, poseerlos y disfrutarlos solo, sino para enajenarlos (lo propio del descenso Flp 2,6ss) y entregarlos. El Misterio de la encarnación se resume en la siguiente afirmación “Dios se ha encarnado para que el ser humano pueda llegar a ser Dios”. La encarnación tiene una dimensión netamente salvífica; su causa no está en el pecado de los primeros padres, sino en al misericordia y la fidelidad divinas. Dios es fiel a su amor y a su plan primero de la creación, en continuidad con la cual se encuentra la encarnación. Los Padres orientales hablan de la voluntad de encarnación preexistente en la Trinidad, manifestado por el loco amor de Dios por los hombres, la filantropía divina; la venida de Cristo es por misericordia y condescendencia divina.
La pneumatología, es una de las grades riquezas del mundo oriental. Por el Espíritu se tiene el primer contacto con Dios. Pero el Espíritu permanece oculto: su función no es revelarse a sí mismo, sino revelar al Hijo. El Espíritu estaba presente en la creación: mantiene todas las cosas en su dimensión primordial, lo cual permitirá la aparición del orden lógico creado por el Logos. Su función es perfeccionar la creación, hace que todo llegue a la comunión con Dios. El Espíritu, en fin, es el don que hace el Padre a los creyentes, por medio del Hijo, para que participen en él. El Espíritu no es nada por sí mismo; es pura recepción, puro regalo y puro don; de ese modo es pura plenitud, alegría y dicha eterna, perfección pura sin fin.
3. Su concepción antropológica.
Imagen y semejanza de Dios
El concepto de espíritu-nous, para los orientales , ha sido considerado demasiado amplio en su significación. No puede servir de centro hipostático del ser humano. Hay que buscarlo en la noción bíblica de corazón. Este concepto, reúne todo lo que es plenitud, de todo el ser; es el núcleo personal que decide lo que uno es o no es. Es el único capaz de Dios; tenemos un corazón tan ansioso que sólo Dios puede llenar. El corazón integra todas las facultades del espíritu humano. Es el centro radiante, pero que permanece oculto en su misteriosa profundidad. Más adelante, profundizaremos al respecto.
Con respecto al tema del cuerpo, existe, a mi modo de ver, una cierta ambigüedad en la tradición oriental. Sabemos que en platonismo, existe una visión negativa del cuerpo, el cuerpo es el enemigo del alma. Sin embargo, otros lo ve como medio de salvación; la sarc, vuelto hacia sí es pecado, pero el swma vuelto hacia Dios, es principio positivo. El peligro estará presente en espiritualizar demasiado el cuerpo, que puede provocar la eliminación del elemento corporal.
La caída y el problema del mal.
La antropología ortodoxa no comienza con Gn 3, con el tema del pecado, sino que con Gn 1,26-27. Lo primero es la imagen de Dios en ser humano creado, llamado al divinización. El ser humano, como ser personal, estaba frente al Dios personal. Dios se dirige a él como persona, y el hombre responde. El ser humano, hombre y mujer, fue creado p000erfecto; pero su estado no coincidía con el fin último, pues hay una distancia entre la imagen y su semejanza perfecta que es la divinización. Antes de la caída, el hombre gozaba de una fácil comunicación con Dios, gozaba, como hemos dicho, de una autodeterminación libre.
Es el hombre, que peca libremente. El mal entra en el mundo por la voluntad libre del hombre. El hombre ha pecado porque se dejó llevar por su egoísmo, por su deseo de autoafirmación, por su philautía. Pero el mundo oriental sitúa entre el pecado original y el estado originario la realidad de la serpiente. El mal no nace en el hombre mismo, sino que viene de fuera, es algo extraño a la naturaleza humana, introducido por la fuerza. Sin embargo, la imagen de Dios en el hombre no queda destruida; queda sólo como oculta, deformada, tapada bajo la imagen diabólica. El hombre queda desnudo y es recubierto de túnicas de pieles, pierde la parrhsi/a y su inteligencia se desintegra del corazón. El retorno a este estado será fruto de proceso y de una cooperación entre el hombre y Dios, una integración de ascética y mística.
4. El camino de la oración.
La oración es necesario en un proceso de divinización; por medio de ella se pasa de la imagen a la semejanza, asemejándonos a la imagen de la Imagen. Según Teófanes el Recluso, la oración es “la respiración del Espíritu”, “ el barómetro de la vida espiritual”. Las tres principales definiciones de la oración son: a) elevación de la mente a Dios (evagrio, Juan Damasceno); b) Coloquio con Dios (Evagrio); c) Petición a Dios de las cosas convenientes (Basilio).
Además de conversación, la oración es una comunicación, es el encuentro habitual, la reunión, donde lleva un momento de confianza. Toda oración debe estar dirigida al Padre, por medio de Jesucristo en el Espíritu. En toda oración implícitamente hay una epíclesis, siempre debe estar presente la invocación al Espíritu. Siguiendo a Téofanes el Recluso, no hay una sola forma de orar, depende de las circunstancias. 1 Tm 2,1: la oración puede ser: peticiones( de/hseij); oraciones (proseuxa/j); súplicas (e!nteucij); acciones de gracias (eu9xaristi/aj)
1. Petición: las necesidades me llevan a orar, Dios siempre escucha, atiende, oye, recibe. Esta oración nos lleva a buscar la protección de Dios, implorando la fuerza para lucha y la gracia que fortalece.
2. Oraciones: La oración más elevada es la doxología, la gloria de Dios. La gloria no es algo imaginativo, son los acontecimientos históricos en que Dios ha penetrado la historia. ... es el éxodo, la muerte de Cristo. Cristo es la plena gloria de Dios.
3. Las súplicas: dirigidas en gran confianza (parrhesía) fruto de gran libertad en el acceso a Dios
4. Eucaristía: agradecimiento de los bienes recibidos. Hoy en día, alabar y la acción de gracias, tienen el mismo modelo.
5.
Oración corporal
La tradición oriental otorga mucha importancia al cuerpo dentro de la oración. El ser humano responde con el gesto, con la voz, con movimientos corporales, grita a Dios; pero todo ello debe corresponderse con la disposición interior. Dios conoce al ser humano, y a veces no es necesario palabras. Fue habitual en oriente, el lenguaje de las manos levantadas, con la cara hacia oriente, en reposo, en señal de cruz, mirando donde nace Cristo. El orante de pie y con las manos levantadas es la posición más excelsa.
Oración vocal
Existen dos posiciones. Unos están en contra, pues la relacionan con rituales mágicos. Algunos padres aunque son críticos aceptan esta oración como una forma pedagógica para los que comienzan e incluso para los avanzados. Esta oración puede utilizarse para comenzar la oración. La oración vocal está en estrecha relación con la encarnación y con el tema del cuerpo.
Oración Litúrgica
Toda cultura construye diversas expresiones religiosas. Se comunica a base de rituales, es el lenguaje de las palabras y los tiempos. Para el mundo ortodoxo, al liturgia expresa el misterio esencial de la Iglesia. La liturgia expresa y opera el misterio de Dios, pidiendo que el Logos descienda para que la criatura llegue a ser Dios.
La liturgia es el lugar de la divinización del ser humano, siguiendo las tres dimensiones del tiempo humano.:
1. Anamnesis: la Iglesia recuerda toda la vida de Cristo. Está pues cimentada sobre la historia de la salvación; no es un rito cósmico cíclico. Es la dimensión de memorial ya existente en al liturgia judía.
2. Epíclesis: La Iglesia, recordando la vida de Cristo y su promesa de enviar el Espíritu, pide al Padre el don del Espíritu para que santifique los dones y la comunidad reunida. Es elemento esencial de la liturgia y de los sacramentos, pero su acción no termina en los elementos simbólicos materiales, sino en al comunidad eclesial.
3. Escatología: La liturgia anticipa el futuro y el don del Espíritu que inaugura la escatología, y lo hace presente ya en la liturgia. El reino ya está aquí presente, y Jesús no sólo es el que vendrá, sino el que viene ya ahora.
La oración de Jesús y el Hesicasmo
Nicéforo el Solitario compuso el tratado de la sobriedad y de la guarda del corazón, como conclusión de una pequeña filocalia, centrada sobre el método de la vida de Jesús. Hacer <>, chocar el entendimiento en el corazón, significa hacer consciente la presencia de Jesús en el corazón. <> el hombre lo encuentra en su corazón; ésta es la antigua tradición de la oración de Jesús o de la oración del corazón. La invocación del nombre de Jesús universaliza la gracia de su Encarnación, permite a todo hombre su apropiación personal: su corazón recibe al Señor. La invocación del nombre de Dios va acompañada de su manifestación inmediata, porque el nombre es una forma de su presencia.
Según Juan Clímaco, el fin del hesicasmo es <>, <>. Las homilías del Pseudo Macario orientan hacia esta dimensión más corporal . la unión del alma y del cuerpo en una unidad integral. Existen dos elementos. Uno de técnica psicosomática, que se caracteriza por una disciplina respiratoria que tiene por objeto fijar la atención y unificar las facultades, unir el espíritu y el corazón, o la razón y el corazón, y esto sincronizado la entrada del espíritu al corazón con la inspiración del aire, que se espacia y retiene para evitar la disipación. El segundo elemento es de orden casi sacramental, la invocación del nombre de Jesús, y este elemento no debe separarse del primero.
6. Contemplación
El problema de la contemplación (qewri/a), el problema del conocimiento(gnw~sij) en general. El primer conocimiento es el sensible. Los griegos, desde un punto de vista psicológico, fueron de naturaleza “visual”. Según lo dicho por Plotino, “es hermoso lo que agrada a la vista”. Pero pronto la filosofía denunció la insuficiencia de los sentidos, que nos ofrecen solamente la opinión (doxa). La verdad (idea-logos) se descubre con el ojo del entendimiento (nous),por eso cuando el entendimiento contempla el objeto más noble, la contemplación alcanza su perfección (gnw~sij).
La verdadera gnosis de los cristiano no es un contemplación estética, ni se trata de una “ciencia simple”. La contemplación es el conocimiento religioso que descubre el logos theoteles, el sentido “final” de las cosas, aquello para lo cual fueron hechas, la Providencia que se expresa en los acontecimientos del mundo, el “sentido espiritual” escondido bajo la “letra” de la Escritura. Las condiciones indispensables de esta contemplación son la iluminación divina y la pureza moral. Para el mundo oriental es el ojo del pneuma-nous, el que puede contemplar lo divino. Lo hace por connaturalidad, pues podemos decir que es copia del Espíritu de Dios en nosotros.
Pero al estar en conexión con la psyje y el soma, debe transformarlos y orientarlos hacia lo divino. El nous es intuitivo, es don espontáneo, no de carácter científico, de sino que su conocimiento es por intuición, sin pasar por lo racional.
El corazón, órgano de la contemplación
El corazón indica la totalidad de la persona humana. Esta totalidad de mi “yo” escondido se manifiesta por medio de “sentimientos” del corazón, o sea a través de un conocimiento intuitivo y contemplativo; estos sentimientos pueden considerarse verdaderos a condición que sea puro. Podríamos entender corazón como “conciencia”. La función del corazón es sentir todo lo que afecta a nuestra persona. En el corazón se concentra la actividad espiritual del hombre, las verdades reciben allí su cuño, las buenas disposiciones hunden allí sus raíces, mientras que es obra del corazón dar sabor a las cosas.
7. La mística oriental.
Podemos dividir la mística oriental, en una mística de la luz y en una mística de las tinieblas. En la primera forma se supone que el entendimiento, después de haberse purificado por medio de las virtudes especialmente de la caridad, se simplifica, se libera de la multiplicidad de los conceptos, se queda desnudo, no razona y puede ver a Dios. (Evagrio). En la mística de las tinieblas (Gregorio de Nisa), se supone que Dios se encuentra fuera de las leyes de la inteligencia. Para alcanzarlo hay que salir fuera de la actividad del entendimiento. Profundizaremos estos aspectos, a continuación, cuando veamos los aportes de los autores más significativos del Oriente Cristiano.
II. Explicación de las ideas más importantes de los autores que mayor influjo han obtenido en la Espiritualidad Oriental Cristiana.
- Gregorio de Nisa
En su obra De Vita Moysis, Gregorio desarrolla su teología mística en profundidad, señalando las etapas del progreso espiritual. En el mismo prefacio, Gregorio cita el texto de Flp 3,13, que usará siempre como columna vertebral de su exposición doctrinal sobre la naturaleza de la epektasis, expresión sintética del pensamiento esencial de todo este libro puesto que el Bien (Dios) es infinito, la perfección de la virtud consiste en no tener límites, es decir, en ser infinita; es el movimiento inagotable hacia Dios que constituye el fondo del ser humano como dinamismo interno de su itinerario hacia Dios. Gregorio de Nisa ha sistematizado de alguna manera este progreso espiritual como una ascensión que va de la iluminación a la tiniebla:
PRIMERA ETAPA: ZARZA ARDIENTE - LUZ – APATHEIA (Ex 3, 1-6) : El primer momento lo podemos llamar como el de la purificación, que sucede por medio del bautismo, llamado también iluminación, en cuanto que se abandonan las tinieblas del pecado; quedamos descalzos, de todo cuanto es el mundo de los sentidos, alcanzando así la tranquilidad de espíritu, la libertad, que para el Niseno constituye la imagen divina en el hombre.
SEGUNDA ETAPA: SINÁI: NUBE- THEORÍA: El segundo momento, es el paso del mundo sensible al inteligible, cuando hay que volver sobre uno mismo, huir dentro de nosotros mismos para encontrar la interioridad y dar con aquellas realidades verdaderas, las que existen, una vez que fueron dejadas aquellas que no existen.
TERCERA ETAPA: Ex 20,1: SINAÍ - TINIEBLA - THEOGNOSIA : El tercer momento es el verdaderamente místico, cuando el hombre viene introducido en las cosas que existen, pero donde ya no cuentan ni los sentidos, ni el intelecto, sino la fe y el amor. Aunque nos acerca a Dios, sin embargo nos introduce al mismo tiempo en la tiniebla de su conocimiento, porque él sigue siendo aún incognoscible. La fe es una “tiniebla luminosa”. Luminosa porque el alma descubre la trascendencia divina; y es tiniebla oscura o negativa no a causa de Dios, que es luz, sino por el exceso de esta presencia divina.
2. Evagrio Póntico
Para Evagrio existen tres niveles de contemplación:
a. De los seres visibles, seres corporales o sensibles (theoria física): tiene como fin, el conocimiento de Dios a través de estos seres. Se debe descubrir la sabiduría del Creador, haciendo una exégesis moral del cosmos, dentro de una armonía de lo creado.
b. De los seres Incorpóreos, inteligibles (theoría noética): el objetivo será el de descubrir nuestra propia alma, el Espíritu es el alma de nuestra alma; el que descubre el alma conoce los conocimientos de la vida y vive una vida plena.
c. Contemplación de Dios uno y trino (teología)
En la vida todo está ordenado en vistas ala contemplación y en función del conocimiento de Dios, hasta el punto de que la caridad, es esencialmente el amor del conocimiento. Pero el conocimiento esencial de la Trinidad es una gracia. Este conocimiento está pro encima de todo pensamiento, sin concepto. Se requiere la desnudez del entendimiento.. La visión directa de la esencia divina es inaccesible; Dios en sí mismo es inasequible.
- Máximo El Confesor
Debemos a San Máximo la doctrina de la edificación, la cual ha influido enormemente en Oriente. Esta divinización tiene su fundamento en el dogma de Calcedonia. La encarnación y la divinización son dos caras de un mismo misterio. <>
- Conocimiento de Dios: No podemos conocer la esencia de Dios, solo podemos contemplar sus atributos. La contemplación pasa a la unión con Dios en al ignorancia que supera todo conocimiento.
- Revelación de Dios: en primer lugar por ley natural; el hombre puede conocer a Dios porque se ha revelado antes en el por los logoi. En segundo lugar por la Sagrada escritura (Ley escrita) y finalmente por la Ley de la gracia-amor: cumplimiento y perfección de las dos leyes anteriores
- Cristología: La encarnación es el culmen de la divinización. La Transfiguración (resurrección) anticipo escatológico de la divinización (símbolo de la presencia de Dios en el mundo)
- Pneumatología: Existe una doble liturgia del Espíritu: a) anamnesis mistagógica; b) epíclesis escatológica. El espíritu invita a la Iglesia a participar en las bodas del cordero
- Divinización: Es el cumplimiento de la naturaleza humana en Dios. Es una adopción personal del ser humano en el Hijo. La meta es tener los mismos sentimientos del Hijo. Vivir en el amor Trinitario. Nacimiento escatológico de caridad de la Trinidad.
- Simeón el Nuevo Teólogo:
No se trata de una doctrina, sino de una experiencia. La mística de las tinieblas deja el sitio a la mística de la luz. La nube vista por Simeón no es la nube de Moisés, sino la luz del Tabor. Dio se s luz inaccesible e infinita. Cristo es el eikon del Dios invisible; en cuanto encarnado, es como el Sol que irradia la luz del Espíritu. Desde su luz irradia, su esplendor. Dios se ha revelado como Trinidad, pero su esencia permanece inaccesible. La Gloria y divinidad del verbo trasciende toda luz y todo conocimiento. A través de la manifestación de su encarnación, el incognoscible se deja ver en la humanidad concreta de Cristo. Para Simeón, la unión deificante es una comunión personal con el Dios personal. Sin embargo Dios “viene bajo cierta imagen, una imagen de Dios: porque Dios no se aparece en una figura, sino que se hace ver en su simplicidad, formada por la luz sin forma, incomprensible e inefable. Sin embargo se hace ver claramente, es perfectamente reconocible, habla y oye de una manera que nos se puede expresar. No podemos medir de ninguna manera por la inteligencia, ni expresar con palabra ese don de Dios.
- Gregorio Palamas
1. LA TEOLOGÍA APOFÁTICA: La teología apofática, para Palamas, consiste precisamente en decir "lo que Dios no es” por que el intelecto creado, lo mismo que el conocimiento analógico o simbólico que le es <>, no puede jamáis concebir directamente lo que Dios es..
2. EL CUERPO TRANSFIGURADO: Para Palamas, lo que sale del corazón, es el principio mismo de la participación del cuerpo en la oración, principio fundado sobre la práctica sacramental y una idea de salvación en Cristo que concierne al hombre en su totalidad, alma y cuerpo. La participación del cuerpo en la oración, así como el aspecto corporal de los actos sacramentales, es así a la vez una necesidad y la señal de una transfiguración escatológica que se ha convertido en accesible en Cristo.
3. DEIFICACIÓN: COMUNIÓN CON EL CRISTO INCREADO: la doctrina palamita de la edificación es, siempre y sin ambigüedad, basada en los datos cristológicos: con la Encarnación, hay un cambio radical en las relaciones entre Dios y el hombre. El hombre es un ser "abierto a Dios" y destinado por naturaleza a la comunión divina: por la victoria sobre el pecado y sobre la muerte (que había suprimido esta apertura), Cristo ha restaurado esta comunión -y en consecuencia también la naturaleza.
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- El concepto de Dios: Dios es un fuego que calienta e inflama los corazones y las entrañas. Donde esta Dios, no hay ningún mal. Dios nos muestra su amor al género humano no solamente cuando hacemos el bien, sino también cuando merecemos su cólera.
- La encarnación: Se ha producido para el restablecimiento del hombre caído, creado a imagen divina y de la semejanza a esta imagen.
- El silencio: el silencio exterior no es más que la preparación y la señal de un silencio del alma infinitamente más profundo. Pues no son tan sólo las percepciones sensibles y las palabras articuladas las que deben ser expulsadas sino todo deseo, todo pensamiento, todo lo que atrae el espíritu «hacia el exterior», fuera de ese lugar del corazón en el que no conoce más que la miseria propia y el Nombre que le salva.
- Paz del alma: Para guardar la paz del alma, hay que echar fuera el abatimiento, es necesario intentar un espíritu alegre y exento de tristeza. Para conservar la paz interior, se debe también evitar cuidadosamente censurar a los demás. En este estado el espíritu recibe las revelaciones divinas.
- Oración contemplativa: Cuando la inteligencia y el corazón se unen en la oración y el alma no es turbada por nada, entonces el corazón se llena de calor espiritual, y la luz de Cristo inunda de paz y alegría todo el hombre interior.
Podemos platear en cuatro, sus etapas de pensamiento:
a. El período teosófico (1873-82). El acento se coloca en el pensamiento, es decir, en la elaboración especulativa de la idea de la unidad integral de todas las cosas. Los temas básicos de esta integración son el de la unitotalidad, el de la Sophía (Sabiduría) y el de la Teandria (literalmente «divinohumanidad»).
b. El período teocrático (1883-89). La unificación de todas las cosas en la divino-humanidad no puede quedar en una mera idea, sino que ha de realizarse concretamente en la historia, en la carne de las relaciones sociales y políticas de la humanidad. Los temas de la etapa anterior, se amplían al terreno de la praxis.
c. El período teúrgico (1889-99). La realidad de las escisiones mundanas, trágicamente visible aún y sobre todo en la división de las Iglesias, que no parece tener una solución inmediata, impulsa a Soloviov a centrarse principalmente en las realizaciones parciales y particulares de la unidad divino-humana que, a su parecer, tienen lugar en el amor y en el arte (teúrgicamente concebidos).
d. El período apocalíptico (1899-1900). El imperativo, sin embargo, de que aquella integración se lleve a cabo plenamente, como también la creciente conciencia por parte de nuestro autor de la imposibilidad de su realización histórica, hacen que Soloviov se convenza cada vez más del carácter escatológico y transhistórico que, para el cristianismo, tiene aquella plenitud, así como del combate radical que la Iglesia ha de sobrellevar con tal fin en este mundo contra el espíritu del mal.
◙ La teología espiritual occidental es cada vez más consciente de la ruptura que se produjo en el siglo XII, entre dogma y espiritualidad, entre teología y mística. Oriente nos ha enseñado a que comprender y conocer el Misterio de Dios revelado como Padre, Hijo y Espíritu, es vivirlo e interiorizarlo, tanto personalmente como comunitariamente en la experiencia litúrgica.
◙ Una perspectiva Trinitaria muy bíblica y fiel a la Tradición: En Occidente hemos exiliado a la Trinidad y la hemos arrojado fuera de la historia. Para Oriente, la gloria de Dios es la divinización, participación de la vida Trinitaria por las energías increadas, pues la esencia divina es apofática, incomunicable y trascendente. Destaco sobre todo la reflexión relativa a las energías divinas. Estas son increadas, diferentes de la esencia, pro las cuales las Personas se comunican ad extra: las energías reflejan la dimensión tripersonal de Dios y manifiestas la perichoresis. Juan Damasceno establecerá una distinción importante entre el plano de la teología (el misterio de Dios en sí mismo, "Dios en sí") y el plano de la economía (Dios en su revelación, aunque jamás queda limitado por ella, es decir, en la relación que establece con su creación.
◙ Una gran riqueza Pneumatológica: El Espíritu procede sólo del Padre, es generado por el Padre, como el Hijo. La procedencia del Espíritu Santo por el Hijo es en el orden de la economía, no en orden de la Trinidad inmanente. Son las dos mano es del Padre. Hemos sido en Occidente más “deístas” y sobre todo cristocéntricos. Hemos considerado al espíritu como mero lazo de unión entre el Padre y el Hijo. Habría que recuperar la pneumatología tanto dentro de la enseñanza de la teología, como en la vida de la Iglesia, pero más aún, reflexionar en torno al lugar que ocupa dentro del propio proceso espiritual.
◙ Una rica antropología: Oriente considera a la Persona humana más allá de las oposiciones de cuerpo y alma. Dando carne al pensamiento platónico (que es muy desencarnado), le es fiel utilizando sus conceptos. No deteniéndose nunca, como Occidente, en lo psíquico (emociones, fenómenos, etc.), la espiritualidad cristiana oriental apunta a arrancar al espíritu del alma y del cuerpo, pero, superando con ello el inmovilismo platónico, el destino final del espíritu es inseparable de esta alma y de este cuerpo, que jamás son rechazados, sino transfigurados. Esta evolución acaba en la deificación, la theósis.
◙ Oriente ha fundado su antropología en la imagen bíblica de la creación del hombre a imagen y semejanza de Dios. La indestructibilidad de la imagen divina es tal que el pecado del hombre puede empañar e incluso alterar esta imagen, pero en ningún caso suprimirla. Es lo que permite al hombre cooperar libremente por su salvación "aportada por Cristo, reconocer sus faltas, convertirse y recibirle" (sinergismo). Jamás ha conocido Oriente la doctrina agustiniana del estado de una naturaleza humana creada "mortal y concupiscente", de una "gracia sobreañadida", ni tampoco el término de "pecado original". La herencia de Adán no es la transmisión hereditaria de una falta, sino simplemente la de la mortalidad.
◙ El bautismo no es sólo un sacramento que limpie una falta original, común a todos los hombres, sino una iniciación que confiere un nuevo nacimiento en el Nuevo Adán que es el Cristo, y que, por ello, integra al bautizado por un acto trascendente en una nueva humanidad que participa de la inmortalidad.
◙ El concepto de gracia: En Oriente, la gracia es sobrenatural. La creación a imagen de Dios, siendo buena en sí (no hay dualismo espíritu-materia), predestina a la naturaleza humana a la comunión con Dios e interioriza la gracia. Gracia y naturaleza existen una en la otra, son complementarias. La gracia forma parte de la naturaleza humana, y no es algo sobreañadido como en Occidente. El Espíritu actúa desde dentro de la naturaleza humana, es su acto interior.
◙ Gracia y Libertad: En Oriente nunca se separan ambos "momentos": la gracia y la libertad humana se manifiestan simultáneamente y no pueden ser concebidas una sin la otra. La gracia no es una recompensa al mérito de la voluntad humana, pero tampoco es la causa de los "actos meritorios" de nuestro libre arbitrio. Se trata de una cooperación, de dos voluntades, divina y humana. La gracia (que forma parte de nuestra naturaleza) es una presencia de Dios en nosotros que exige constantes esfuerzos. Pero estos esfuerzos no determinan en absoluto dicha gracia, ni tampoco la gracia aniquila a nuestra voluntad como una fuerza que le fuera extraña.
◙ La filocalia, es decir, el amor y el conocimiento de Dios por la belleza del cosmos y por la secreta belleza del rostro humano llamado a la deificación, a imagen de la belleza absoluta del Rostro de Cristo, Dios hecho hombre.
◙ El hesicasmo, es decir, la "búsqueda del lugar secreto del corazón" mediante un método ascético preciso que apunta a reunificar el cuerpo, el alma y el espíritu. Este método, debido a Juan Clímaco en el siglo VII, es un yoga que parte del cuerpo (postura, respiración) y limpia la psique por la repetición del Nombre de Jesús. El hesicasmo alcanza una verdadera comunión con Dios y obtiene la visión espiritual de la Luz increada (la de Moisés en el Sinaí, la que tuvieron los discípulos sobre el Tabor, durante la Transfiguración). Participa "desde aquí abajo" de la vida divina increada (y no de un sobrenatural, de un "más allá", de un "creado en otro lugar").
◙ La espiritualidad litúrgica y la teología de la imagen. El mundo católico, debería cuidar mucho más sus celebraciones litúrgicas. Muchas veces olvidamos la dimensión de Misterio y de Trascendencia de nuestra celebración de la fe, transformándose en ritos vacíos y sin una implicancia vital. Por último destaco, la gran importancia y la influencia de los iconos en la tradición oriental. Poco a poco se va notando en nuestra Iglesia esta influencia, aunque falta aún por comprender que no se trata de un mero adorno estético, sino de símbolos que nos conectan con lo Sagrado y Santo.